Con los ojos cerrados, todavía apoyada en la puerta, noté que alguien introducía la llave en la cerradura para abrir, realmente no sabía cuanto tiempo llevaba allí. Me retire de ella y vi entrar a mi hermano, venia todo sudado después de haber entrenado al fútbol.
Oriol: ¿Qué haces ahí parada? - Dijo soltando la bolsa del fútbol en la entrada-
Oriol era mi hermano, tenía trece años, pelo rizado, castaño claro y no muy alto. Su pasión era el fútbol y la consola, como la mayoría de los chicos de su edad.
Yo: Vete a duchar, que ya mismo llegará papá y mamá. -Decidí no responder a su pregunta y recogí los libros, subí a mi cuarto.
Solté los libros en el escritorio y cerré la puerta. Cogí el móvil y leí los mensajes que me había enviado Nil antes de venir a casa, sonreí.
Mientras lo hacia escuche la puerta abrirse, seguramente serían mis padres, así que me deje el móvil y me senté en el escritorio. Cogí unos apuntes e hice que estudiaba cuando oí que los pasos se acercaban a mi habitación.
Mis padres eran simpáticos y divertidos en algunos momentos, pero un poco estrictos con los estudios.
Mi madre volvió a salir de la habitación tras darme un beso y preguntarme si había estudiado.
Después de la cena me fuí a mi habitación a leer un libro, y mas tarde me dormí.
Las siguientes semanas fueron geniales. Mi amistad con Nil crecía un poco mas cada día. Una tarde de sábado cuando salí a pasear con la bici, me lo encontré y tras hablar un rato con el me dijo que si le acompañaba a su casa a por su bici, e íbamos a pasear los dos. Yo, claro, acepte. Y durante el paseo nos cruzamos con un grupo de chicas donde había chicas de nuestra clase. Al lunes siguiente, todas me preguntaban que había pasado, fue un momento divertido.
Un jueves, Nil estaba distinto, lo notaba raro. Cuando salimos de clase, me invitó a tomar un helado por la tarde, le dije que le diría si me dejaban mis padres le mandaría un mensaje.
Después pedirle por favor a mis padres muchas veces, me dejaron y le envié el mensaje a Nil.
Comí e hice los deberes rapido, despues me vestí con unos pantalones cortos de tiro alto y una camisa camiseta metida por dentro de los pantalones. Salí de casa despues de peinarme y esperé a que llegara Nil.
No pasaron mas de tres minutos cuando llego Nil, nos saludamos dándonos dos besos en la mejilla. Y fuimos a la heladería charlando, pero él seguía raro, como si estubiera nervioso.
Estuvo así durante toda la tarde, aunque pasamos una tarde divertida.
Cuando fue la hora de volver a casa, insistió en acompañarme a casa. Asentí y caminamos a casa.
Llegamos y le empecé a notar cada vez mas nervioso. Cuando me fui a despedir de él dándole dos besos en la mejilla, como de costumbre, el no lo hizo. Cuando quise darme cuenta nuestros labios ya estaban juntos. Después de un beso largo, él separo un poco su cabeza, y seguidamente su cuerpo, de mi; yo también lo hice cuando note que el se estaba separando. Sonrió un poco y nos despedimos, entré en casa sonriendo y subí a mi habitación.
Poco duraría mi felicidad.
Cuando entre cerré la puerta. Oí risas debajo de mi ventana, no presté atención hasta que escuche voces de chicos de mi clase, amigos de Nil. La curiosidad me ganó y me acerque a la ventana. Vi a Nil, con su grupo de amigos, había chicos que no me caían nada bien, primero pensé que habría quedado ahí despues de estar conmigo. En dos segundos cambie de opinión.
Chico 1: ¿Y habéis visto la cara de tonta que ha puesto? -Ríen-
Chico 2: !Ya verás cuando se enteré de que no quieres nada con ella, que solo era una apuesta¡ -Siguieron riendo, entre ellos Nil, aunque reía de una forma distinta a como lo hacia normalmente, no me importaba eso-
Cerré la ventana demasiado fuerte mientras me caían lágrimas, esto hizo que ellos dejaran de reír y miraran hacia arriba.
Chico 3: Mira, ya se ha enterado, creo -Rieron y empezaron a caminar-
Nil se quedo quieto mirando hacia la ventana.
Nil: Mierda... -Susurro-
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